En la proyección internacional de Korta Wines, hay una brújula que guía con temple y visión de largo plazo: La de Francisco Corta Bucarey, gerente general y responsable del desarrollo global de la marca. Con sobriedad y una comprensión profunda de la dinámica del vino en los mercados mundiales, ha sido artífice clave en el posicionamiento de Korta Wines en escenarios altamente competitivos, como el asiático. Más que etiquetas, su labor impulsa una filosofía vinícola con raíces chilenas y vocación universal.
Hoy, Korta Wines exporta con éxito a más de 20 países, extendiendo su presencia desde América Latina y Norteamérica hasta Europa y Asia. Esta expansión sostenida responde a una estrategia clara: calidad consistente en cada botella, una marca fortalecida con identidad propia y relaciones comerciales construidas desde la cercanía y la confianza.
PRESENCIA ESTRATÉGICA EN ASIA: EL CASO DE CHINA
La historia de Korta Wines en Asia se remonta al 2006, año en que la viña dio sus primeros pasos en el gigante asiático. Desde entonces, su presencia ha sido constante y cuidadosamente gestionada. “Hemos trabajado con clientes importantes en China, y pese a las dificultades postpandemia, mantenemos una posición destacada”, comenta Francisco Corta. Aunque los vinos de gama media lideran en volumen, hay una demanda creciente por líneas de alta gama como Gran Reserva y Reserva Familia, lo que confirma el creciente interés por la elegancia chilena en suelo asiático.
Uno de los grandes desafíos ha sido la segmentación territorial del mercado. Desde el sur, en Guangzhou, hasta el norte en Dalian, cada distribuidor buscaba exclusividad nacional. La respuesta de Korta Wines fue audaz: desarrollar marcas propias y etiquetas personalizadas según región y cliente. “La mayoría de las marcas que trabajamos en China son nuestras. Eso nos ha permitido mantener una presencia diversificada sin perder el control de nuestra identidad”, explica el gerente.
Actualmente, los centros clave de operación en China son Xiamen, Guangzhou y Qingdao, donde se concentran sus importadores más activos. También hay presencia en Shanghái y otras ciudades del norte, aunque es el sur del país el que lidera en consumo. La capacidad de adaptación y una lectura aguda del comportamiento del consumidor han sido fundamentales para sortear la baja general del mercado tras la pandemia.
PORTAFOLIO DIVERSIFICADO, ENFOQUE A MEDIDA
“El éxito no está solo en vender vino, sino en saber con quién, cómo y dónde hacerlo”, reflexiona Francisco. Bajo esa premisa, Korta Wines ha refinado su portafolio según las preferencias culturales y sensoriales de cada mercado. En China, se privilegia la relación precio-calidad y una presentación atractiva; en Europa, la estructura y elegancia en boca; mientras que en Estados Unidos, la autenticidad del terroir y la historia familiar son factores decisivos.
UNA MARCA CON ACENTO PROPIO
En un escenario internacional donde la competencia se intensifica, Francisco Corta insiste en la importancia de una narrativa sólida y coherente. Korta Wines no ha buscado mimetizarse, sino afirmar su identidad: una bodega de origen familiar, con vinos honestos, bien estructurados y profundamente conectados con su tierra. Este equilibrio entre autenticidad local y sofisticación global es, sin duda, una de las claves de su éxito.
MIRADA A FUTURO
De cara a los próximos años, Korta Wines se propone consolidar sus plazas más sólidas y abrir nuevas oportunidades con visión estratégica. “No se trata solo de llegar a más países, sino de llegar bien”, sentencia Francisco. Con una competencia creciente y consumidores cada vez más informados, la viña se posiciona como un actor que honra su origen, pero avanza con paso firme hacia un futuro donde la calidad, la elegancia y la autenticidad seguirán siendo su mejor carta de presentación.