Hoy celebramos el Día Nacional del Vino Chileno, una fecha que desde 2015 rinde homenaje a uno de los patrimonios más valiosos de nuestra identidad: el vino, símbolo cultural, social y económico de nuestro país. Cada 4 de septiembre, Chile reconoce la trascendental importancia histórica de su vitivinicultura, consolidada como uno de los pilares que representan nuestra identidad tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Las celebraciones se extienden por gran parte del país. El evento principal tendrá lugar en el Club de la Unión, en Santiago, donde Andrés Pérez Cruz, Presidente de la Cofradía del Mérito Vitivinícola de Chile; Manuela Astaburuaga, Presidenta de la Asociación de Ingenieros Agrónomos Enólogos de Chile; y Alfonso Undurraga, Presidente de la Asociación de Vinos de Chile, han convocado a la ceremonia oficial. La cita se desarrollará en el Hall Central del Club, en pleno corazón de la capital, reafirmando el carácter institucional de esta conmemoración.
En regiones, la fiesta también se hace presente. En Curicó, la Ruta del Vino Valles de Curicó, junto al Hotel Boutique Raíces, organiza una vez más su tradicional encuentro, donde productores y amantes del vino se reúnen para brindar por la excelencia de la zona.
En Talca, el centro comercial Alto Las Rastras se viste de gala con una gran celebración organizada por la Ruta del Maule, que contempla degustaciones abiertas de la diversidad enológica del valle.
De esta manera, el vino chileno se convierte hoy en protagonista indiscutido de múltiples instancias de encuentro y reflexión. Más que una bebida, es testimonio de nuestra historia, de la labor de generaciones de viticultores y enólogos, y de una industria que proyecta al mundo lo mejor de nuestra tierra.
Celebrar el Día Nacional del Vino es celebrar lo que somos: un país que en cada copa reconoce su pasado, proyecta su futuro y brinda por la unión de todos en torno a su patrimonio más noble.